martes, 7 de septiembre de 2010

LA SEMILLA DE ALLENDE

El 11 de septiembre de 1973 Salvador Allende confiaba en que la semilla de la igualdad social no sería segada por más dura que fuera la mano de Pinochet. Ese día el pueblo chileno vio salir el cuerpo muerto de su presidente.
Hoy, Chile ha elegido a Piñera, político de la más férrea centroderecha y hermano de José, ministro de la dictadura que se hizo famoso por ser el líder más importante del mundo en promover la privatización de los sistemas de pensiones estatales.

Las dictaduras tienen un esquema: la aplicación del terror físico y la aplicación del horror económico. De manera indisoluble.

Porque en Argentina, la dictadura no fue sólo los 30.000 desaparecidos, los vejados y los muertos, los arrojados vivos a morir al río, los de las fosas comunes, los picaneados. No. También fueron los hambreados. También fueron los silenciados.

No estuvo Videla solito con su alma nefasta (que aún hoy recibe la eucaristía). No estuvo a solas Galtieri con su whisky.
Estuvieron y están, detrás, al costado, encima, en las sombras y omnipresentes, las grandes empresas.
Hubo un genocidio físico para realizar una masacre económica. Es hora de empezar a llamar a ese horror por su nombre: dictadura civico-económico militar

En Argentina comienza a darse una revisión: los juicios a los torturadores (a esos hijos de puta, y con el perdón de las putas, que modorrean altaneramente ante quienes padecieron su horror), pero también el juicio a Martinez de Hoz, el juicio a Clarín y La Nación. Y que vengan más.

Porque mientras las empresas que ilegalmente sustentaron la muerte sigan vivas en nuestro país, la semilla de la igualdad social seguirá aplastada y desmembrada.

 
Los monopolios extranjeros nos imponen cosechas, nos imponen productos químicos que contaminan la tierra, nos imponen su tecnología y su ideología. Todo esto a través de la oligarquía que es dueña de la tierra y controla a los políticos. Pero debemos recordar que esa oligarquía está también controlada por esos mismos monopolios, por esos mismos Ford Motor, Monsanto o Philip Morris. Es la estructura lo que debemos cambiar. Eso es lo que he venido a denunciar. Eso es todo
Testimonio de Sergio Tomasella, cultivador de tabaco, mayo de 1990. Cautivo y torturado durante cinco años por la Junta Militar.




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