El pequeño cachorrito humano es anarquista por principio. Come cuando le viene en ganas, duerme cuanto le plazca, y llora el resto del tiempo.
Para esos momentos, la creatividad ancestral ha elaborado un sin fin de hermosas canciones tradicionales. Dios mediante... ah no, a fuerza de sentido común, hoy se han ido erradicando.
Pero vale la pena recordarlas:
# La negra Simona y el negro Simón, van por la calle con gran conversación. La negra le dice: “comprame un peinetón”, el negro se da vuelta y le pega un bofetón. “Negra sucia, cara de lechuza, quieres que te compre, lo que no se usa”.
(intolerancia, machismo, violencia de género, al alcance de los infantes)
# Aserrín, aserrán, los maderos de San Juan. Piden pan, no les dan. Piden queso, les dan hueso, y les cortan el pescuezo.
(neoliberalismo imponiéndose ante los sindicalistas y ante los pequeños oídos)
# Sal de ahí, chivita, chivita. Hay que llamar al lobo para que saque a la chiva.. hay que llamar al palo, para que le pegue al lobo... hay que llamar al fuego, para que queme al palo... hay que llamar al agua para que apague el fuego...
(por suerte, todos estos actores se negaban siempre, aunque la tozuda chiva no quiera salir de ahí)
Y si el cachorrito aún sin sueño no ha entendido su destino, aún queda un arma eficaz. Basta con que se le cante melosamente:
“duermete niño, duermete ya, que si no el coco te comerá”
A veces creo que el de la negra Simona y el negro Simón los inventó la abuela. Nadie lo conoce! Varias veces comenté la crueldad de esta cancioneta y todos me miran como diciendo: de dónde la sacaste?
ResponderEliminarPor un instante, con tu comentario acusador, me sentí parte de la maffia triestina, con la nonna canturreándonos su odio xenófobo.
ResponderEliminarEscalofríos.